Porque no odiar?



Si nos damos cuenta el porque odiamos, no odiariamos. El hecho de que nuestro lugar en la tierra esta en el espacio bajo donde el dolor es lo que predomina, nos hace re-sentir cualquier persona por la situacion que sea.

Pero si observamos que nuestras ataduras son una ilucion mental, y la ilucion mental es la que genera ciertos sentimientos, entonces entendemos a todo momento.

Cuando nos encontramos con personas que nos pueden hacer dano sin pensar, inmediatamente pensamos en la persona, le tomamos rencor sin cuestionar.

La verdad es que nuestras acciones en este espacio de tierra son gobernados por las iluciones de la mente que llevamos y cualquiera que sean estas iluciones atraen estos incidentes, utilizando personas que igual son manipuladas por su mente ilicita. Esto no justifica que la accion de la otra persona fue buena, pero si que es una razon para perdonar.

Lo bueno de estas situaciones es que nos da la oportunidad de liberar la mente ilicita de una atadura, al enfrentar por medio de esta persona una atadura. Y si miramos la fotografia bien, no le debemos mas a esta otra persona que un gran favor de habernos ayudado a desatar un nudo que nos trajo mas nada que problemas.

Todas y cada una de las veces que nos encontramos en situaciones no agradables, y que consideramos injustas, solo son dos cosa: 1. deuda Karmatica. 2. producto de una ilucion mental.

El problema con deuda Karmatica es que hasta que no reconozcamos que lo que estamos pagando es una deuda Karmatica y aceptemos el reto con compasion, la deuda no es pagada. Por igual hasta que no nos demos cuenta que lo que atraemos es un producto de la mente, lo aceptemos y miremos la situacion como fructifera mas que con rencor, entonces podremos avanzar, romper un circulo vicioso y emprender la apertura de la conciencia que rapidamente comienza a abrirse cuando esto pasa.


Por eso, el odio no es justificado. Estas situaciones, personas, personajes, como lo quieran llamar son atraidos por nosotros mismos, por una razon o por la otra, y poder resolver este deficiencia en nosotros no es razon para odiar, sino para dar gracias.


Juana Vasquez

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