Nota del autor

En el momento que desperté y me di cuenta de que mi alma y todo mi ser se encontraban atados al mundo, a la miseria del alma, a la duda, al miedo, al rencor; viendo mi alma convertirse en un abismo lleno de dolor, de sinsabores, de limitaciones, de preguntas sin respuestas, y cuando me vi experimentar un sentimiento como de muerte, me puse en la tarea de solamente encontrar la verdad de mi vida, entender cada atadura creada por cualquiera que fuera la circunstancia, e ir más allá de lo imposible, si fuese necesario, para poder así liberar mi alma de aquel hueco.

Por supuesto que fue muy difícil comenzar un camino sin dirección; el querer buscar lo desconocido sin ni siquiera tener una idea de cómo ni cuándo, porque no hay tiempo preciso que dicte cuándo las cosas tienen que pasar; donde todo lo aprendido en la vida, ya sea académico o cotidiano, desaparece, porque en ese preciso momento no te sirve.

Y es que el mapa para limpiar el alma, no está escrito en el libro de geografía. Es un patrón único, porque tus circunstancias no se parecen a otras y sólo existe en tí la clave para encontrar ese nudo que te ató un día sin darte cuenta.

Y así con la conciencia de que tal camino debía de recorrer, comenzó a crecer en mí la necesidad de búsqueda de lo desconocido y a través de los años, fue ese camino sin dirección el que se convirtió en casi una obsesión, diría yo. Y es que el total entendimiento personal era mi única tarea. Teniendo claro que debía de caminar paso a paso, independientemente de lo difícil que fuera la tarea de escudriñar mi propio peldaño, y entender cada nudito que haya podido atar mi vida. Sabía que debía trabajar con constancia para obtener libertad.

 Juana Vasquez/Encontrando la luz

Comments